Nos encanta ver cómo nuestras impresoras se ponen a prueba en universidades de primer nivel. Hemos visto cómo arquitectos de la ETH Zurich e ingenieros de la ZHAW y la Universidad de Calgary las utilizan para proyectos exigentes y de alta tecnología. En esta ocasión, nos dirigimos a una universidad que utiliza la impresión 3D para dar forma a su método de enseñanza de las matemáticas. ¡Bienvenidos a Linz!

 

En la Universidad Johannes Kepler (JKU) de Linz, Austria, la atención se centra en la formación del profesorado. Este enfoque tiene un gran efecto multiplicador: un nuevo método de enseñanza desarrollado aquí puede llegar a innumerables estudiantes cuando estos futuros educadores comiencen su carrera profesional.

El profesor Zsolt Lavicza, de la Facultad de Educación de la JKU Linz, lo explica de forma sencilla: «Utilizamos mucho la impresión 3D en nuestros proyectos porque creemos que será una parte integral de la vida cotidiana.» Él y su equipo están dotando a la próxima generación de educadores de herramientas que realmente funcionan en las aulas modernas.

Sacando las matemáticas de la pantalla

Nadie entiende mejor este reto que Markus Hohenwarter, fundador de GeoGebra, el software matemático dinámico utilizado por más de 100 millones de estudiantes y profesores en todo el mundo. Aunque GeoGebra es una herramienta fantástica para visualizar las matemáticas de forma digital, Markus sabía que había una barrera que no podía superar por sí sola.

«Una imagen vale más que mil palabras o ecuaciones,» explica Markus. «Pero hemos observado que a los estudiantes les cuesta especialmente comprender los objetos 3D en una pantalla… La impresión 3D es una forma maravillosa de convertir en realidad lo que se ve en la pantalla.»

Esto dio lugar a un flujo de trabajo sencillo pero potente: modelar objetos matemáticos complejos en GeoGebra y utilizar una impresora 3D Prusa para trasladarlos al mundo físico.

Juegos, rompecabezas y modelos hápticos

Este es el trabajo diario del MSc. Mathias Tejera, asistente universitario en educación STEM en la JKU. Trabaja con futuros profesores para desarrollar herramientas que convierten el aprendizaje en un acto de descubrimiento.

Un buen ejemplo es su «Genius Square,» o un juego de tres en raya impreso en 3D con varios niveles. Es una forma divertida de enseñar lógica, razonamiento espacial y sistemas de coordenadas sin que los niños se den cuenta. En otro proyecto, exploran el concepto de volumen haciendo que los alumnos monten físicamente las diferentes piezas impresas en 3D de un cubo. Se acabó cortar objetos virtuales de forma abstracta; ahora pueden ver y sentir cómo encajan entre sí.

El equipo también imprime gráficos de funciones complejas, lo que permite a los alumnos tener una ecuación en sus manos. «Tener este gráfico en 3D en tus manos te da muchas ideas sobre cómo se comportará la función,» señala Mathias.

Este enfoque ha allanado el camino para una increíble inclusión: el equipo forma parte de un proyecto para estudiantes ciegos, en el que se utilizan modelos impresos de funciones para enseñar conceptos que, de otro modo, serían inaccesibles. «Pueden tocarlos y sentirlos, y hacerse una idea de lo que estamos hablando», afirma Mathias. Para él, la conclusión es clara:
«Tener algo en la mano es una experiencia completamente diferente… La impresión 3D viene aquí a salvarnos. Creo que es la herramienta que faltaba».

Elegiendo la impresora adecuada para cada tarea

Para que esto funcione en las escuelas, la tecnología debe ser sólida como una roca. Es comprensible que los profesores tengan poco tiempo para impresoras que requieren un mantenimiento constante.

«He probado muchas impresoras,» cuenta Mathias. «Compré una barata… y tuvimos problemas técnicos. Se necesitaba un profesor muy experto para usarla. Sin embargo, ahora estamos probando las impresoras Prusa y estamos recibiendo comentarios muy positivos de los profesores. No nos piden ayuda con la parte técnica. Solo introducen el archivo, pulsan imprimir y obtienen lo que quieren.»
El equipo, que comenzó con la Original Prusa i3 MK3, ahora utiliza ampliamente la MK4S. «Nos dio la sensación de que era aún más sencilla. No es necesario calibrar la máquina; se puede mover, simplemente colocarla en un lugar e imprimir, y funciona.» Añade con una sonrisa: «Input Shaper. Me ha cambiado la vida. Me ahorra horas de trabajo cada día.»

Todo el ecosistema marca la diferencia. Utilizar Prusament significa que los perfiles de filamento ya están configurados. «Solo tienen que seleccionar el perfil en el slicer,» explica Mathias. «Tener el filamento que funciona perfectamente con la impresora es la mejor opción.» También comparten su trabajo y conectan con otros educadores en Printables.com, abrazando el espíritu de la comunidad de código abierto.

¡El futuro se presenta prometedor!

A medida que más profesores del programa obtienen acceso a las impresoras, la biblioteca de ideas y herramientas didácticas personalizadas sigue creciendo. Para Mathias Tejera, el camino a seguir es evidente.
«Creo que dentro de 5, 6 o 10 años, esto será como un ordenador en la escuela,» predice. «Tendremos una sala con algunas impresoras y todos los profesores podrán utilizarlas, jugar con ellas y enseñar con ellas. Creo que vamos en la dirección correcta.»

Con cada profesor que se gradúa en su programa, el equipo de la JKU Linz envía al mundo otro embajador del aprendizaje práctico.

Y estamos deseando ver qué construyen… ehm… ¡imprimen!